“Pasado el puentecillo, veinticuatro pasos, y a la izquierda, ahí está la fosa”, asegura el investigador lorquiano Miguel Caballero, un testimonio que ha sido confirmado por el georradar y las prospecciones realizadas durante estos días en el campo de instrucción o Peñón del Colorao, el lugar de enterramiento señalado por los ejecutores del poeta de Fuente Vaqueros. Un talud ya delimita esta ‘zona cero’ de la excavación que lleva a cabo la asociación cultural Regreso con honor, en la que se siguen las fuentes documentales fruto de las investigaciones de Miguel Caballero. El proyecto contiene un total de 1.000 folios e incluye, paso a paso, el proceso que en estos días se lleva a cabo, y en el que participan prestigiosos especialistas, como los antropólogos Francisco Etxeverría y Miguel Botella, y el arqueólogo Javier Navarro.
Los estudios geotécnicos y la apertura de un sector del terreno para localizar restos ha confirmado lo que ya se sabía, “esa tierra gris de la que hablan los testigos y también que el campo de instrucción sufrió numerosas reformas y movimientos de tierra para convertirlo en campo de fútbol, unas obras que se pararon en 1989”, señala Miguel Caballero. Sobre el terreno original, el suelo de 1936, se acumulan dos metros y medio de tierra. El campo de instrucción se convirtió en un gran cajón cubierto de tierra que sepultó su estado primitivo, la plaza de armas utilizadas por las tropas al mando del capitán Nestares. Las fotografías muestran las celebraciones de misas de campaña justo al lado de los pozos en los que se encontraban los cuerpos de los asesinados. El georradar le reveló a Miguel Caballero, a pesar de esa gran tapa de terreno, el llamado por los testigos de los hechos como un pequeño camino “pasado el puentecillo”. “Lo que se ve es una variación de un arroyo que sale desde ese puente y que se eleva hasta los pozos”, señala el investigador. “Y efectivamente, aparecen esos dos pozos, de dos metros uno de ellos, y el otro de ochenta centímetros, a unos veinticuatro pasos del puentecillo”, indica Miguel Caballero. Esta es la ‘zona cero’ de la actual excavación, que ha sido delimitada por un talud para poder acometer con seguridad la excavación que localice finalmente esas dos fosas.
Fernando Nestares confirma que el lugar de la excavación coincide con el señalado por los guardias de asalto que participaron en el asesinato
El hallazgo confirmaría el croquis que el mismo Nestares, quien estaba al mando del puesto de Víznar en la madrugada del 17 de agosto de 1936, le dibujara al periodista Eduardo Molina Fajardo, autor de ‘Los últimos días de Federico García Lorca’, un libro póstumo en el que se vierte la investigación del que fuera falangista destacado y director del diario ‘Patria’. Todo encaja. El último testimonio sobre el lugar donde se encuentra enterrado el poeta lo dieron tres de los guardias de asalto que participaron en el asesinato. Fernando Nestares, uno de los hijos del capitán, le confesó a Miguel Caballero la visita que hiciera en los años sesenta al paraje del Colorao junto a tres miembros de la Escuadra Alfaguara, los encargados de ejecutar a García Lorca. El investigador se puso en contacto con Fernando Nestares tras la publicación de las memorias del militar granadino editadas por Federico Molina Fajardo, ‘García Lorca y Víznar’ (Ed. Almed), quien le relató que en los años sesenta localizó a tres de los miembros de la escuadra de ejecución, que participaron en el asesinato del autor de ‘Bodas de sangre’. “Nestares no me quiso señalar el nombre de dos de ellos, pero sí me confirmó que toda la información que publiqué sobre los miembros de la escuadra era cierta», señala Caballero. «Solo me confesó la identidad de uno de los que le acompañaron, Antonio Benavides Benavides, falangista habilitado en julio de 1936 como guardia de asalto”.
A Fernando Nestares no le debió ser muy difícil localizar a los supervivientes de la llamada Escuadra Alfaguara, ya que «todos sus miembros habían sido seleccionados por su padre, el capitán Nestares, y eran hombres de su confianza». La mayoría de quienes intervinieron en las ejecuciones en Víznar eran guardias de asalto y excelentes tiradores, muchos de ellos con trofeos en torneos de tiro, que estaban bajo el mando de José María Nestares Cuéllar. «Nestares me confesó que los tres hombres le marcaron el paraje del Peñón El Colorao como el lugar en el que ejecutaron al poeta aquella madrugada del 17 de agosto de 1936», señala Caballero.
El lugar perfectamente identificado es el denominado Almegíjar o Peñón Colorao. Molina Fajardo lo situó certeramente en un mapa publicado en su libro. Lo fotografió con la descripción de Fernando Nestares. No hay duda de que el terreno es el señalado por Nestares y Molina Fajardo como el lugar de ejecución y enterramiento del poeta.
El equipo de Javier Navarro recibió en estos primeros días de trabajos en el paraje de Alfacar la visita de Fernando Nestares, quien volvió a señalar el lugar que le indicaron los guardias de asalto, “pasado el puentecillo, veinticuatro pasos, y a la izquierda”, justo donde ahora está la ‘zona cero’.
El georradar y las observaciones del terreno detecta una fosa de dos metros y otra de ochenta centímetros en el lugar exacto que indicaron los verdugos
¿Por qué nunca se investigó en este lugar? La respuesta viene dada por un cúmulo de testimonios que hasta ahora y según las investigaciones y excavaciones sobre el terreno acaban con su veracidad. Uno de ellos fue el de Manolo ‘El Comunista’, quien fue forzado a trabajar en la llamada Colonia de Víznar, la antesala de la muerte de los ejecutados, como sepulturero, pero negó su participación en el enterramiento de García Lorca y los documentos demuestran que no se encontraba aún en ese lugar el 17 de agosto del 36. El testimonio de Manuel ‘El Comunista’ fue dado por bueno por Agustín Penón y posteriormente por Ian Gibson. Muy pocos investigadores a excepción de Molina Fajardo podían acceder a los implicados en la muerte de García Lorca, especialmente a los últimos ejecutores. Miguel Caballero ha seguido una investigación que fue publicada de manera póstuma y confirmada por otras fuentes del mismo bando. Esta investigación, la actual excavación, sigue testimonios de primera mano, entre ellos el de quienes dispararon aquella madrugada de agosto de 1936. Sin embargo, el interés mediático en relación a una primera indagación, que se saldó sin resultado alguno fue inmenso y contrasta con el actual.“Transparencia, estamos usando dinero público y aquí habrá total transparencia”, comenta Navarro. Así es. Frente a la gran tela de camuflaje y cierre a cal y canto de la anterior investigación, la que se lleva a cabo en la actualidad tiene sus puertas abiertas.
La ausencia de drenajes en lo que iban a ser unas instalaciones deportivas facilitará la localización de los restos
Se removerán unos 600 metros cúbicos de tierra en una superficie aproximada de 300 metros cuadrados. Con la intervención de la máquina excavadora los responsables del proyecto pretenden llegar al nivel ‘original’, la ‘zona cero’ donde el georradar detectó las referidas anomalías, de modo que, una vez rebajado el suelo, puedan confirmarlas. El trabajo de la pala se hace con cautela para intentar no sobrepasar las cotas marcadas y llegar inicialmente a la estratigrafía del terreno. Cuando concluyan los trabajados de la excavadora, el equipo de especialistas comenzará la intervención manual para constatar la posible presencia de restos. Hay una importante ventaja que favorecerá la conservación de la fosa y de sus restos: la ausencia de drenajes en las obras que se desarrollaron en este campo de instrucción para convertirlo en instalación deportiva.
La intervención se enmarca en las labores de localización y delimitación de fosas de víctimas de la Guerra Civil impulsadas por la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía. Aunque desde la Dirección General de Memoria Democrática han indicado que la iniciativa, promovida de oficio por la administración autonómica, no está centrada en García Lorca, reconoce que el proyecto inicial sí hace referencia expresa al poeta. Si en los sondeos arqueológicos se encontraran finalmente restos óseos, “esos hallazgos serán denunciados ante los tribunales de justicia para que puedan decidir al respecto”, comentan.
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