24
noviembre

La fosa, a dos metros más de tierra

fosa de Lorca Peñón  del Colorao Víznar Alfacar

Imagen de los trabajos que se llevan a cabo en el Peñón del Colorao, donde podría estar la fosa de Lorca.

Pasado el puentecillo, veinticuatro pasos, y a la izquierda”, ahí asesinaron y enterraron a García Lorca una madrugada de agosto de 1936, según los testimonios de quienes participaron en la ejecución del poeta, en el paraje conocido como el Peñón del Colorao, lo que falange convirtió en un campo de instrucción.

La excavación que lleva a cabo durante estos días el equipo de la Asociación Regreso con Honor y que sigue las investigaciones del especialista Miguel Caballero ha tropezado con los esfuerzos del régimen por echar tierra a todo lo ocurrido en aquella zona, entre Víznar y Alfacar, donde fueron asesinados más de mil personas, según los estudios de Memoria Histórica.

El equipo que busca la fosa del poeta Federico García Lorca localiza un acuífero y tendrá que volver a pasar el georradar

Un primer estudio geodésico y posterior barrido del georradar localizó dos especies de fosas o modificaciones notorias del terreno, una de dos metros de profundidad y otra de ochenta centímetros. La pala excavadora se ha topado durante estos primeros días de trabajo con una franja de tierra gris húmeda, “lo que da idea de que estamos ante un acuífero”, comenta el investigador Miguel Caballero. La localización de esta tierra mojada se ha producido a dos metros de profundidad, en la zona acotada, en la llamada ‘zona cero’ de la excavación, o pasado el puentecillo, veinticuatro pasos, y a la izquierda, que sería lo mismo. “Hay que excavar mucho más porque el terreno original, el de 1936, está mucho más profundo, como dos metros más”, señala Caballero.

El humedal, esta tierra acuosa, según el especialista y arqueólogo Javier Navarro, coordinador de este proyecto de localización de fosas de víctimas de la Guerra Civil, podría haber distorsionado la lectura ofrecida por el georradar. “Ahora hay que llegar hasta el terreno base y nuevamente pasar el georradar”, afirma Miguel Caballero. Una buena noticia es el descubrimiento de ese caudal o rastro de agua, “porque indicaría la existencia de pozos, aquellos que en esta zona siempre localizaron los zahoríes”, añade el especialista.

Los testimonios de la época, los recogidos por el investigador, periodista y destacado falangista Eduardo Molina Fajardo, señalan casi en su totalidad la existencia de esos pozos en el año 36 y su uso como fosa para enterrar a los allí asesinados. “Habrá que seguir el cauce para dar con el pozo, localizarlo y nuevamente pasar el georradar para que nos ofrezca una lectura más fiable del terreno”, comenta Caballero. Eso será dentro de dos metros más de tierra.

La excavación busca la ‘tierra gris’, el nivel en el que se encuentra el terreno original del campo de instrucción de 1936

Este paraje conocido como Peñón del Colorao, al igual que casi toda el área que comprende la carretera de Víznar a Alfacar, sufrió numerosas modificaciones con la plantación de árboles, cambios del terreno y vegetación, así como pozos cegados y cerrados a lo largo de todo ese camino. Uno de los espacios más cambiados es sin temor a error el que fuera usado como campo de instrucción por las tropas de falange y demás fuerzas golpistas. Este lugar fue usado como improvisado campo de fútbol e incluso se llegó a conformar su actual estado a través de un proyecto de polideportivo que fue finalmente paralizado ante las protestas que señalaron su importancia y uso durante la Guerra Civil. Una de aquellas protestas fue encabezada por la familia García Lorca.

Desde el puentecillo, en vertical hasta el nivel actual encontraríamos esos cuatro metros de tierra que ahora hay que desalojar, la tierra que se le echó encima como una especie de camuflaje de su terrible pasado.

Las casualidades de la historia han hecho que en aquellas obras para acondicionar la instalación deportiva no se llegara a realizar drenaje alguno, lo que habría dificultado aún más la búsqueda. La conservación de los restos, de encontrarse, dependerá del grado de humedad y de cómo les haya afectado. La pala excavadora debe encontrar esa línea de 1936, y nuevamente el georradar sacar su radiografía. Es cuestión de tiempo.

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