Hasta cuatro metros y medios de profundidad se ha tenido que internar la pala excavadora en Alfacar, en el paraje conocido como Peñón del Colorao, para alcanzar el terreno original del campo de instrucción creado por Falange, donde los testimonios recogidos por Miguel Caballero sitúan el asesinato de García Lorca. El investigador lorquiano ha seguido las versiones y testimonios recogidos por el prócer falangista y periodista Eduardo Molina Fajardo, y confirmados por quienes participaron en el asesinato.
La excavación llevada a cabo por la Asociación Regreso con Honor y auspiciada por Memoria Democrática de la Junta de Andalucía delimitó a su inicio la llamada zona cero, el espacio situado “pasado el puentecillo, veinticuatro pasos, y a la izquierda”, el lugar designado y confirmado por los guardias de asalto que participaron en la muerte del poeta.
La pala excavadora alcanza a cuatro metros y medio de profundidad el terreno original sobre el que en 1936 asesinaron a García Lorca
El georradar encontró en una primera pasada dos fosas, de dos metros de profundidad y otra de ochenta centímetros, que han resultado ser una especie de acuíferos, los posibles pozos de los que hablan los testigos y las investigaciones. “Es toda una alegría haber llegado a este nivel después e haber retirado cuatro metros y medio de tierra y haber tocado el terreno original”, comenta Miguel Caballero. Ahora toca pasar nuevamente el georradar sobre esta superficie original, “donde creemos, debido a las características del terreno y la apreciación visual, que se encuentran estos tres pozos”, dice el investigador. “Hay una tierra húmeda, como mojada que nos indica que se encuentran aquí, muy cerca, en el nivel al que hemos llegado”, añade.
Todo está pendiente de lo que registre esta nueva pasada del georradar, de las variaciones del terreno. Llegar a esos pozos será haber encontrado las fosas. La humedad puede haber deteriorado en exceso los posibles restos, lo que dificultaría enormemente la identificación.
El terreno será examinado hoy por el georradar en busca de los pozos en los que según los testimonios estaría el poeta y el resto de víctimas
Continúa el misterio, y es que los cambios en esta zona, en este campo de instrucción y posterior campo de fútbol improvisado han sido mucho, como si se quisiera camuflar toda la muerte que había a su alrededor. Así ha sido durante más de ochenta años de continuas modificaciones, maquillajes, obras y demás movimientos.
No obstante, el equipo del arqueólogo Navarro y el investigador Miguel Caballero se muestran positivos y contentos, y saben que el tocar fondo es el comienzo de todo, que alcanzar el nivel cero es el inicio de la investigación. “Creíamos que solo íbamos a retirar tierra hasta dos metros de profundidad, pero nos hemos encontrado con muchísimo más relleno del esperado”, señala Caballero.
Hoy, miércoles, puede ser el día en el que se localicen los pozos, y por lo tanto se toque el principio del fin de esta historia, la de la búsqueda de las víctimas de la Guerra Civil, y de la más emblemática de ellas, la de Federico García Lorca. Será fácilmente identificable, pues su cráneo muestra una peculiar forma, dicen los antropólogos forenses.
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