El encuentro, aquel en el que el verbo se hizo carne, se produjo en Nava de la Asunción, un pequeño pueblo de Segovia. El poeta catalán Jaime Gil de Biedma ve por televisión, con su pareja, El último cuplé, protagonizado por Sara Montiel. Pablo Sycet, un entonces veinteañero artista onubense, llama a la puerta. Fue el comienzo de una gran amistad, que le unió con el que considera el “poeta más influyente desde el 27 hasta hoy”. Circunstancias de la vida: “En diciembre de 1970 viajé a Nava de la Asunción con Aurora Moreno Briz -que luego sería mi cuñada- como invitado para conocer su pueblo y pasar allí las vacaciones de Navidad, y Jaime también estaba allí, en el caserón familiar, por el mismo motivo. Y como yo ya veneraba su trabajo y su personalidad, solo tuve que cruzar la calle Real y llamar a su puerta..”. Y así empezó la relación entre el artista y el poeta, que fue “estrecha, siempre cordial y muy prolongada en el tiempo”, afirma Sycet. “Y como yo era muy joven y él tenía un verbo y una personalidad fascinantes, hoy puedo decir que yo no sería la misma persona sin aquel primer encuentro, y lo que vino después..”, añade el artista.
Jaime Gil de Biedma está considerado el mejor poeta español del último medio siglo y, además, su obra es la más influyente en las nuevas hornadas de poetas en castellano, especialmente en quienes siguen la llamada poesía de la experiencia. Y todo eso con una producción en verso tan rigurosa como escasa: toda su obra poética completa -97 poemas- se recoge en un solo volumen. Aunque unamos a esto la brillantez de sus ensayos, su gran carisma y una muerte prematura, sigue siendo difícil de explicar que, un cuarto de siglo después de su muerte, un poeta español se haya convertido en una verdadera leyenda. Quizás a ello haya contribuido que algunos de sus poemas han sido musicados e interpretados por artistas tan diversos como María Dolores Pradera, Bunbury, Loquillo y Miguel Poveda.
La propuesta de exposición ‘La persona y el verbo. 25 después de la muerte de Jaime Gil de Biedma’ se centra en el poeta, su obra y su relación con las artes plásticas
Así, el poeta que quiso ser poema y renunció a la escritura en el mejor momento de su carrera, pudo despedirse del mundo sospechando que su fascinante personalidad y su magisterio literario darían para congresos en que se estudiarían sus obras, para una voluminosa biografía, y hasta para una película, hecho insólito en España tratándose de un poeta. Pero, también, que darían para una exposición que le rindiera tributo mostrando abundante material de primera mano, justo cinco lustros después de su muerte.
Pablo es el comisario de la muestra ‘La persona y el verbo. 25 después de la muerte de Jaime Gil de Biedma’, que el Instituto Municipal del Libro, de Málaga, y el Centro Andaluz de las Letras presentan a partir del próximo 30 de enero, en las salas de la Sociedad Económica de Amigos del País. Cerca de una veintena de fotografías realizadas por Colita, la compañera de batallas desde la juventud de Gil de Biedma, le retratan con familiares y amigos. Se puede ver al poeta con la editora Beatriz de Moura o escritores como Juan Marsé, Ana María Moix, Ana María Matute o Juan Gil-Albert. Colita, según Pablo Sycet, jugó un papel “fundamental. Porque ejercía como amiga del grupo pero, por su condición de fotógrafa, hacía las veces de cronista de aquel grupo de escritores, entonces emergentes, y, por pura ósmosis, de toda la frenética actividad cultural que generaba Barcelona en aquellos años”.
Una de las joyas de la exposición, entre otras muchas, es el poema manuscrito ‘Un cuerpo es el mejor amigo del hombre’. Gil de Biedma se lo envió en 1975 a Sycet antes de publicarlo. “Te copio al dorso el único poema erótico que he escrito en estos últimos años”, escribió el barcelonés. El poeta apenas tocó nada en la edición que saldría pocos meses después, salvo un penúltimo verso, que decidió añadir posteriormente, antes de editarse: “más franco que en mis brazos”. La ausencia en el manuscrito de ese penúltimo verso “le otorga carácter de joya si tenemos en cuenta que Jaime elaboraba mentalmente sus poemas hasta la saciedad antes de ponerlos sobre el papel. Además, si se lee el poema según se editó en la primera edición de su poesía completa –‘Las personas del verbo’, Barral Editores, 1975- ese verso que falta es justo el que define y da carácter al último tramo de la composición. Y por esa misma razón, la rareza por su carencia, tiene un lugar de honor en la exposición”, señala el artista y comisario de la muestra. La agenda personal del autor da muestra de sus dudas ante la escritura del poema, así como el hecho de que gran parte de los versos aparecen tachados y reescritos. La exposición incluye presenta también primeras ediciones de sus libros, objetos personales, fotografías y del poeta y su entorno, así como una nutrida muestra de la relación de Gil de Biedma con las artes plásticas, para ofrecer una visión poliédrica del artista.
“Los tópicos y rumores los dejo como merienda para aquellos mismos que los crearon: con el pecado va la penitencia”, afirma Pablo Sycet
Esta nueva edición de la exposición completa la celebrada hace cinco años, ya que en la anterior “todos los retratos de Jaime estaban firmados por Colita y en ésta habrá de Colita, como no podría ser de otra manera, pero los hay también de otros autores. Además, hay algunas plaquettes con tirada de 50 ejemplares y otras ediciones que yo no conocía y que mi instinto sabueso y el azar han traído a ésta, para ampliarla y completarla”, comenta Pablo Sycet.
El comisario de ‘La persona y el verbo’ matiza que la muestra no consiste en presentar un recorrido por la vida del poeta, porque “ese es un concepto que creo correspondería más a un enfoque familiar y para mí no tiene mucho interés cuando de la vida de Jaime ya se sabe más de lo que el pudor y el respeto harían aconsejable”.
La propuesta de exposición se centra “en el poeta, su obra y su relación con las artes plásticas, y por eso se exponen los 14 linóleos del ya histórico ‘Homenaje de Todó’ firmados y datados por el ya anciano pintor, que nunca antes se habían expuesto, así como la carpeta de grabados ‘Cenizas de amor’ de Manuel Facal, con poemas de Juan Gil Albert, Luis Antonio de Villena, Félix Grande, Pere Gimferrer, José María Álvarez y el propio Jaime, que se editó en el 86 con una tiraba de 50 ejemplares numerados y firmados, ya inencontrables”, señala Sycet. Además se exhiben ‘Las rosas de papel’, “que él colocó como remate de toda su obra poética como ‘Canción final’ y está firmado por Jaime, y la carpeta de serigrafías ‘Postrimería’, la que editamos en Granada en 1980 con su poema ‘De senectute’ como leitmotiv”, añade el artista. “Por entonces yo viajaba continuamente a Granada, trabajaba muy estrechamente con Julio Juste y nos embarcábamos en muchos proyectos a cuatro manos y dos cabezas, en los que a veces -como en aquella ocasión- implicábamos a Alfonso Medina, que tenía mucho talento pero no tuvo suerte y murió muy joven”, relata Pablo sobre la gestación de ‘Postrimería’. “Todo lo de ‘Postrimería’ arrancó por mi amistad ya de una década con Jaime y el frenesí creativo de aquellos nuestros años mozos, con un caldo de cultivo que no existía pero fue surgiendo por la propia dinámica de los acontecimientos. Y como por entonces el poeta Rafael Juárez regentaba la librería Al-Andalus y también era lector muy devoto de Jaime, solo hubo que tender puentes para conseguir que ‘Postrimería’ pasara de proyecto a realidad palpable y después se presentara en la galería Estampa, de Madrid”, prosigue el artista. “La crítica de aquella exposición en el diario El País se llamó ‘Compañeros de viaje’ y la firmaba Vicente Molina-Foix”, concluye Sycet.
La muestra presenta un libro con textos del poeta, y de Luis Antonio de Villena, Miguel Dalmau, Luis García Montero, Robert Ritchmond Ellis, Julio Pérez Manzanares y de Sycet
Tampoco se ha intentado acabar con los tópicos y la pátina de malditismo que ha caído sobre Gil de Biedma, porque “los tópicos y rumores los dejo como merienda para aquellos mismos que los crearon: con el pecado va la penitencia”, afirma Pablo Sycet. Por el contrario, en el proyecto de exposición del artista “están presentes tanto la persona como su verbo, están el hombre seductor y el poeta desengañado y que quiso ser poema. Él estará presente en toda su grandeza, pero no se muestran sus miserias; de eso ya se ocuparon otros en ‘El cónsul de Sodoma’ su biopic en cine, que a mí no me gustó nada”, matiza el onubense.
Con motivo de esta muestra se editará un libro con abundante material gráfico y textos del propio poeta, y de Luis Antonio de Villena, Miguel Dalmau, Luis García Montero, Robert Ritchmond Ellis, Julio Pérez Manzanares, y el mismo Pablo Sycet. “Además de los textos de esos autores, se reproducen los poemas autógrafos de Jaime y también ‘El último verano’, el artículo que escribió su íntimo amigo Juan Marsé al morir Jaime”, indica Sycet. “También se incluyen fotos del poeta y su ámbito, algunas de ellas inéditas, como inéditos son los cinco retratos -uno por cada lustro transcurrido desde la muerte de Jaime- realizados por cinco pintores emergentes nacidos entre las dos primeras ediciones de ‘Las personas del verbo’, justo en los años en que Jaime abandona la escritura: José Ramón Lozano, José Manuel Hortelano, Rosa Navarro, Luis Alberto Cuenca, y el granadino Iván Izquierdo”, añade el comisario de la muestra.
La muestra incide especialmente en la influencia de la poesía de Gil de Biedma en las artes plásticas. Pablo Sycet reconoce que “como frecuente lector de poesía, y en mi caso sí ha sido mucha y a lo largo de toda mi vida, tanto afectiva como profesional: Jaime y su verbo están presentes en el germen de algunas de mis pinturas, y de sus títulos. Pero también sus versos se han colado alguna vez, aunque alterados, en canciones que escribí, y hasta me han ayudado a resolver o apaciguar conflictos sentimentales, a modo de lírico bálsamo”.
Seguiremos echando de menos a JGB, grande. Gracias por el completo comentario, un cordial saludo,
Antonio J. Quesada